El 16 de octubre catalogado
por la FAO como día internacional de la alimentación encuentra al país con un
panorama que demuestra que durante el período 2010 - 2012, el 24.1 por ciento
de la población boliviana se encuentra afectada por la insuficiente disponibilidad
y acceso a los alimentos. Según el mismo ente, FAO, 2.500.000 habitantes sufren
el azote del hambre y la desnutrición en Bolivia, constituyéndose en una
variable bastante alta con relación al promedio general de la región que
registró, a finales del 2012, un promedio del 8.3 por ciento.
Asimismo, según el estudio Global Food Security Index (GFSI), encargado por Dupont a The Economist, el 2012, Bolivia mantiene desde el 2011 el último lugar del ranking de Seguridad Alimentaria en Latino América; el puesto 16 de 19 países de América Latina y el Caribe (sólo por encima de países como Guatemala, Nicaragua y Haití) y el 65 a nivel mundial de 107 países.
[3] Desnutrición en Bolivia http://www.scielo.org.bo/scielo.php?pid=S1024-06752006000100013&script=sci_arttext
[4] http://www.radiopio12.com/noticia/Bolivianos_comen_92_kilos_de_papa_y_un_kilo_de_quinua.html
Asimismo, según el estudio Global Food Security Index (GFSI), encargado por Dupont a The Economist, el 2012, Bolivia mantiene desde el 2011 el último lugar del ranking de Seguridad Alimentaria en Latino América; el puesto 16 de 19 países de América Latina y el Caribe (sólo por encima de países como Guatemala, Nicaragua y Haití) y el 65 a nivel mundial de 107 países.
El
mencionado ranking es estructurado en base al análisis de tres parámetros
determinados en los países: La asequibilidad, que refiere a la
capacidad de compra que tiene la población, cuánto de su ingreso lo destina
sólo a consumir alimentos y la existencia de programas gubernamentales que
ayuden a superar los stocks de precios; La disponibilidad en
cuanto a la existencia de abastecimiento suficiente de alimentos para la
población y su distribución; y la calidad de los productos consumidos
en torno a proteínas (consumo per cápita) y diversidad.
Otros estudios demuestran que Bolivia
se encuentra entre los 37 países del mundo que sufren una
"carencia alimentaria grave”, según el Índice Mundial del Hambre
2013[1].
Cifras que demuestra que son
alarmantes los datos de malnutrición reportados en el país. Para el 2012, según
la revista Forbes, Bolivia registra índices del 62.2% de obesidad en la
población, dos de cada tres adultos la padece
[2]. Datos del Ministerio de Salud dan cuenta de que uno de cada cuatro
niños tiene sobrepeso y obesidad en territorio nacional, esto significa el 25
por ciento de la población infantil. Por otra parte, y así como lo mencionamos
anteriormente, también se registran altos niveles de desnutrición, según el
Mapa del Hambre 2011 del Programa Mundial de Alimentos (PMA), un 27,1% de los
niños bolivianos menores de cinco años sufre por la falta de nutrientes
necesarios para su supervivencia y desarrollo. Situación preocupante si se
considera que la malnutrición es otra expresión de nutrición inadecuada o
deficiente generando anemia nutricional que por deficiencia de hierro repercute
en forma desfavorable en la actividad física y capacidad intelectual del niño[3].
A nivel nacional se ha
unificado la principal demanda alimentaria, los bolivianos tendemos a consumir
cada vez más productos “estratégicos” como: pan (cada habitante consume 47
kilos de harina al año, importada principalmente); azúcar (36 kilos año por
habitante); arroz (32 kilos); carne de pollo (29 kilos); aceite (25 kilos);
carne de res (18 kilos) y gaseosa (50 litros)
[4], principalmente.
Tendencias y
cifras que reflejan y corroboran la fuerte tendencia monoproductora y
monoalimentaria, totalmente globalizada al sistema hegemónico mundial, que se
posesiona en el país, y que contrariamente a la tendencia de cambio, se
intensifica y no sólo permite, sino que, encumbra el poderío del sector del
agronegocio nacional, dominado principalmente por capitales extranjeros.
Capitales que aventajados con los bajos precios de la tierra, mano de obra y
combustible (por la subvención al Diesel, que beneficia principalmente al
sector), son responsables de los principales desastres ambientales,
alimentarios y sociales.
Para
ejemplarizar, sólo la producción de soya, principal producto del agronegocio,
representa el 37 por ciento de la superficie cultivada a nivel nacional,
ocupando las mejores tierras productivas del país. Según la Fundación Tierra
2013, por cada hectárea de papa, trigo y otros productos de la canasta
familiar, se producen seis hectáreas de la leguminosa para exportar.
Se producen aproximadamente 2.200.000 toneladas, de las cuales -según
ANAPO, el 95 % es transgénica- cerca al 70 % es destinadas al mercado
externo y el restante empleada para la elaboración de aceites, alimento de aves
y promovidas para el consumo directo mediante la inclusión en paquetes
alimentarios, como el subsidio de lactancia, pese a los riesgos que representa
el producto para la población.
[1] http://www.paginasiete.bo/economia/2013/10/15/bolivia-sufre-carencia-alimentaria-grave-3169.html
[2] http://www.eldiario.net/noticias/2012/2012_08/nt120807/sociedad.php?n=65[3] Desnutrición en Bolivia http://www.scielo.org.bo/scielo.php?pid=S1024-06752006000100013&script=sci_arttext
[4] http://www.radiopio12.com/noticia/Bolivianos_comen_92_kilos_de_papa_y_un_kilo_de_quinua.html
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