- BLIVIARURAL: Publicado el Miércoles, 18 Septiembre 2013
Fuente: FAA-DR
Castañón corroboró en trabajos de campo que la soya transgénica no es una opción para productores pobres de los países del sur, ya que cada vez son más dependientes de las semillas y los agroquímicos monopolizados un puñado de multinacionales. Basta mencionar que de los 12 millones de agricultores del mundo, 11 millones son pequeños y pobres.
¿Cuáles son los beneficios y los costos del agronegocio soyero en la región? ¿Ganan los pequeños productores bolivianos con las oleaginosas de las multinacionales?: dos preguntas que hallarán respuestas en el Foro Andino Amazónico que se inicia este miércoles 18.
Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay concentran la producción de soya transgénica en Sudamérica, un monocultivo que solo en 2012 ocupó alrededor de 50 millones de hectáreas. ¿Cuáles son los beneficios y los costos del agronegocio soyero en la región? ¿Ganan los pequeños productores bolivianos con las oleaginosas de las multinacionales? Éstas y otras interrogantes animarán los debates del Segundo Foro Andino Amazónico de Desarrollo Rural que se celebra del 18 al 20 de septiembre en la ciudad de La Paz.
“El modelo soyero en la región y el agronegocio en la Amazonía” será el tema central de debate en la segunda sesión temática del Foro Amazónico, este jueves 19 de septiembre en el auditorio del Banco Central de Bolivia. El médico veterinario argentino Eduardo Spiaggi, especialista en desarrollo rural sustentable y agroecología, investigador del monocultivo soyero en la provincia de Santa Fe y miembro fundador del Centro de Investigación en Biodiversidad y Ambiente (Ecosur), presentará la ponencia titulada “El Modelo soyero regional: costos, beneficios y alternativas”.
Spiaggi abordará la temática desde una perspectiva macro, haciendo énfasis en los impactos del descomunal crecimiento del monocultivo soyero, como por ejemplo la deforestación, la sustitución de cultivos alimentarios y el desplazamiento de pequeños agricultores y pueblos indígenas.
El ingeniero agrónomo boliviano Enrique Castañón Ballivián de la Fundación Tierra y la investigadora brasileña Eloisa Márquez presentarán los resultados de una detallada investigación titulada “El agronegocio de la soya en Bolivia: una aproximación a sus impactos e implicaciones”.
Castañon es magíster en Medio Ambiente y Desarrollo del King´s College, Universidad de Londres e Ingeniero Agrónomo de la Escuela Militar de Ingeniería (EMI, Bolivia); se ha especializado en el análisis de los impactos económicos, sociales y ambientales de la expansión agroindustrial en los medios de vida rurales y en la seguridad alimentaria de los hogares, y ha desarrollado una detallada investigación en el municipio de Cuatro Cañadas del departamento de Santa Cruz.
En varios años de trabajo en campo, Castañón comprobó que la producción de soya transgénica ha beneficiado solo al 10% de los pequeños productores de Cuatro Cañadas, mientras que el restante 90% no logró aprovechar el negocio y paulatinamente tuvo que arrendar sus tierras.
El investigador de la Fundación Tierra ha rebatido los tres principales argumentos esgrimidos por los sectores pro transgénicos y demostrado con cifras que: 1) los cultivos transgénicos no son necesarios para garantizar la seguridad alimentaria; 2) no ayudan a incrementar los cultivos; y 3) no son una opción viable para pequeños productores.
La soya RBD en Santa Cruz está reemplazando paulatinamente a los cultivos de trigo, y los pequeños productores más empobrecidos enfrentan cada vez mayores problemas para cultivar sus propios alimentos debido a la contaminación y al agotamiento de la tierra.
Según un análisis estadístico histórico del cultivo con datos de la Anapo, los transgénicos no incrementaron los rendimientos. Pailón era capital soyera de Bolivia y hoy registra el rendimiento más bajo.
Castañón corroboró en trabajos de campo que la soya transgénica no es una opción para productores pobres de los países del sur, ya que cada vez son más dependientes de las semillas y los agroquímicos monopolizados un puñado de multinacionales. Basta mencionar que de los 12 millones de agricultores del mundo, 11 millones son pequeños y pobres.
La política agrícola vigente en Bolivia desde 1985 fomenta las agroexportaciones de soya, caña de azúcar y aceite de girasol, y privilegia a unos cuantos enclaves agroindustriales con créditos, programas de devolución impositiva y subsidios indirectos.
Se ha evidenciado en la práctica que el modelo agroindustrial del monocultivos transgénicos a gran escala degrada y contamina los suelos con pesticidas, herbicidas, agroquímicos, y que es responsable de la creciente pérdida de especies y recursos genéticos, y del empobrecimiento de la dieta alimentaria.
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