“Malnutrición
un riesgo latente que necesita acciones urgentes en el país”
(Mujeres Sin Miedo Contra el Hambre)
La malnutrición, según la FAO se puede
deber a comer muy poco, demasiado, o por una dieta desequilibrada que no
contiene todos los nutrientes necesarios para un buen estado nutricional, falta
de suficiente energía, proteína y micronutrientes para satisfacer las
necesidades básicas del mantenimiento, crecimiento y desarrollo corporal[1].
Según la misma fuente, la malnutrición
proteinoenergética (MPE), es decir, la carencia de vitamina A, los trastornos
por carencia de yodo (TCY) y las anemias nutricionales - sobre todo por
carencia de hierro o pérdidas de hierro - son los problemas nutricionales
prevalentes en prácticamente todos los países de Asia, África, América Latina y
el Cercano Oriente.
Consecuencias de la malnutrición
El documento El estado de la
inseguridad alimentaria en el mundo elaborado por la FAO, refleja que
la malnutrición trae consigo enfermedades como obesidad, problemas
cardiovasculares, accidentes cerebro-vasculares, diabetes y algunas formas de
cáncer, principalmente en países en desarrollo.
Entre las diversas consecuencias que se
relacionan a la mala alimentación y por ende malnutrición se encuentran:
Deficiencia en el desarrollo físico y
mental; la malnutrición causa problemas en el crecimiento y desarrollo.
En caso de bebés, puede afectar al desarrollo cerebral y del sistema nervioso
central[2].
Secuelas en la capacidad cognitiva[3].
Provoca afectación multiorgánica o
multisestémica.
Enfermedades respiratorias y
cardiovasculares.
Favorece las infecciones y dificulta la
cicatrización de las heridas.
Disfunciones del sistema inmunitario,
que incrementan las infecciones.
Pérdida de la masa muscular, que si es
superior al 40% pone en peligro el mantenimiento de las funciones fisiológicas
y disminuye la capacidad de respuesta y de recuperación.
Afectación del corazón, predisponiendo a
la insuficiencia cardiaca.
Afectación de los huesos, facilitando la
osteoporosis, que causa fracturas.
Alteraciones del estado cognitivo.
Disminución de la capacidad de trabajo y
de adaptación social en la vida adulta.
Tomando en cuenta que en nuestro país
existe un alto nivel de hambre y desnutrición que alcanza a la cuarta parte de
la población (2.500.000 habitantes)[4] y
obesidad, que afecta al 25 por ciento de la población infantil (datos
Ministerio de Salud) y considerando que la forma esencial para prevenir la
malnutrición es la disponibilidad adecuada de alimentos, en cantidad y calidad
adecuada, que permita satisfacer las necesidades nutricionales de todas las
personas. Por tanto es indispensable que en nuestro país se aborde el problema
de forma integral que permita a la población el acceso a alimentos sanos,
adecuados y suficientes.
[2] http://www.diariolibre.com/revista/2013/07/22/i393885_alerta-padres-causas-consecuencias-malnutricin-los-infantes.html
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