Generadores de hambre y
pobreza
(Mujeres Sin Miedo Contra
el Hambre)
Diferentes instancias
definen la pobreza como "un fenómeno multidimensional, que incluye
incapacidad para satisfacer las necesidades básicas, falta de control sobre los
recursos, falta de educación y desarrollo de destrezas, deficiente salud,
desnutrición, falta de vivienda, acceso limitado al agua y a los servicios
sanitarios, vulnerabilidad a los cambios bruscos, violencia y crimen, falta de
libertad política y de expresión" (THE WORLD BANK GROUP, 1999). Para la
CEPAL, en términos monetarios, la pobreza significa la carencia de ingresos
suficientes con respecto al umbral de ingreso absoluto, o línea de pobreza,
"que corresponde al costo de una canasta de consumo básico".
Sin embargo y
así como afirma Amartya Sen, premio Nobel de Economía, "la pobreza debe
concebirse como la privación de capacidades básicas y no meramente como la
falta de ingresos, que es el criterio habitual con el que se identifica la
pobreza" (Sen, 2000). Para Sen importa más la calidad de vida que la cantidad
de bienes y servicios a que puedan acceder las personas. Su análisis se
fundamenta "en las capacidades o potencialidades de que disponen los
individuos para desarrollar una vida digna, e incorpora los vacíos en los
procesos de distribución y de acceso a los recursos privados y colectivos".
Son procesos
históricos aquellos que nos hacen definir bajo parámetros “propios” lo que se
denomina pobreza, y generalizarla hacia las diferentes esferas a nivel global.
En un estado
plurinacional como el nuestro, donde se reconocen constitucionalmente 36 nacionalidades
indígenas, con sociedades definidas y estructuradas de forma integral, es
cotidiano adicionar al círculo de pobreza y hambre a poblaciones continuamente
asediadas en procesos de vulneración de derechos.
Por un lado, es el
mercado y las lógicas de consumo las que modifican sistemas productivos
integrales, en los que prevalecían una serie de alimentos, con sus diferentes
variedades -que contribuían a la Vida Digna de la población- los que han sido y
son reemplazados por productos “estratégicos”, los cuales no sólo atentan
contra la alimentación y salud local, sino que son responsables de la continua
pérdida de patrimonio agroalimentario de los pueblos.
Por el otro, y de
forma más intensa y agresiva se atenta contra la vida y permanencia de gran
parte de los pueblos que aún habitan territorio nacional. Es cotidiano
enterarse de como de forma “lícita” y/o ilícita, se invade territorios y áreas,
de pueblos y comunidades indígenas. Explotaciones y/o exploraciones extractivas
(minera, hidrocarburífera, narcotráfico, maderera, agropecuaria extensiva,
entre otras) son responsables del asedio que vulnera sus condiciones de vida y generan cinturones de pobreza
extrema en los centros urbanos, debido a la forzosa migración a la que es
sometida la población, tanto campesina como indígena, por desplazamiento,
contaminación, desestructuración de los sistemas locales, aculturización y
otros.
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