10 de diciembre de 2013

Generadores de hambre y pobreza



Generadores de hambre y pobreza

(Mujeres Sin Miedo Contra el Hambre)

Diferentes instancias definen la pobreza como "un fenómeno multidimensional, que incluye incapacidad para satisfacer las necesidades básicas, falta de control sobre los recursos, falta de educación y desarrollo de destrezas, deficiente salud, desnutrición, falta de vivienda, acceso limitado al agua y a los servicios sanitarios, vulnerabilidad a los cambios bruscos, violencia y crimen, falta de libertad política y de expresión" (THE WORLD BANK GROUP, 1999). Para la CEPAL, en términos monetarios, la pobreza significa la carencia de ingresos suficientes con respecto al umbral de ingreso absoluto, o línea de pobreza, "que corresponde al costo de una canasta de consumo básico".

Sin embargo y así como afirma Amartya Sen, premio Nobel de Economía, "la pobreza debe concebirse como la privación de capacidades básicas y no meramente como la falta de ingresos, que es el criterio habitual con el que se identifica la pobreza" (Sen, 2000). Para Sen importa más la calidad de vida que la cantidad de bienes y servicios a que puedan acceder las personas. Su análisis se fundamenta "en las capacidades o potencialidades de que disponen los individuos para desarrollar una vida digna, e incorpora los vacíos en los procesos de distribución y de acceso a los recursos privados y colectivos".
Son procesos históricos aquellos que nos hacen definir bajo parámetros “propios” lo que se denomina pobreza, y generalizarla hacia las diferentes esferas a nivel global.
En un estado plurinacional como el nuestro, donde se reconocen constitucionalmente 36 nacionalidades indígenas, con sociedades definidas y estructuradas de forma integral, es cotidiano adicionar al círculo de pobreza y hambre a poblaciones continuamente asediadas en procesos de vulneración de derechos.
Por un lado, es el mercado y las lógicas de consumo las que modifican sistemas productivos integrales, en los que prevalecían una serie de alimentos, con sus diferentes variedades -que contribuían a la Vida Digna de la población- los que han sido y son reemplazados por productos “estratégicos”, los cuales no sólo atentan contra la alimentación y salud local, sino que son responsables de la continua pérdida de patrimonio agroalimentario de los pueblos.
Por el otro, y de forma más intensa y agresiva se atenta contra la vida y permanencia de gran parte de los pueblos que aún habitan territorio nacional. Es cotidiano enterarse de como de forma “lícita” y/o ilícita, se invade territorios y áreas, de pueblos y comunidades indígenas. Explotaciones y/o exploraciones extractivas (minera, hidrocarburífera, narcotráfico, maderera, agropecuaria extensiva, entre otras) son responsables del asedio que vulnera sus condiciones de vida y generan cinturones de pobreza extrema en los centros urbanos, debido a la forzosa migración a la que es sometida la población, tanto campesina como indígena, por desplazamiento, contaminación, desestructuración de los sistemas locales, aculturización y otros.

Es en este sentido necesario plantear el debate, uno sincero, inclusivo y profundo, que contribuya a entender cuál es el sentido y la realidad de una Vida Digna, sí éste continuarán enmarcándose bajo los parámetros impuestos por un sistema y una sociedad global, o se enfocará en el respeto a los derechos de la población y los pueblos a definir de forma integral su concepción propia del tan vociferado y anhelado Vivir Bien.

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