Pagina Siete: domingo, 22 de septiembre de 2013
Iniciativa Técnicas de cultivo vertical en botellas plásticas, balones usados, permiten incrementar la producción, ahorrar espacio y mejorar las condiciones climáticas.
Carlos Moreira A. / La Paz
En el macrodistrito Hampaturi de La Paz 51 familias construyeron invernaderos ecológicos para acceder a una dieta sana y tener un ingreso por la venta de sus hortalizas. Dentro de carpas de 60 metros cuadrados, botellas plásticas, llantas de todo tipo y balones usados optimizan la producción de estos vegetales.
Según el promotor del proyecto Huertos Orgánicos, Nelson Paredes, de la Oficialía Mayor de Desarrollo Humano de la Alcaldía paceña, se está utilizando la técnica de cultivos verticales en tubos de PVC de ocho pulgadas (utilizados con frecuencia como cañerías de desagüe).
"Es para aprovechar espacios. También reciclamos para crear macetas. Usamos balones y botellas plásticas como regaderas”, explicó a Página Siete en un recorrido por el sector.
Cada uno de los 51 invernaderos produce al menos 100 cabezas de lechuga, ocho kilos de rábano, dos kilos de espinaca y 15 kilos de nabo, betarraga, entre otros. La variedad es extensa. Además, los productos son orgánicos, usan técnicas naturales para eliminar plagas y evitan así el uso de pesticidas químicos.
El aporte al medio ambiente es el uso de materiales reciclados utilizados en la producción de los vegetales. Elizabeth Mamani fue la primera en terminar su invernadero el pasado 28 de mayo. "No hay que hacer faltar el agua. El suelo regamos cada dos a tres días, pero las macetas necesitan ser regadas día por medio”.
En su carpa los productos cuelgan del techo en envases plásticos y balones de fútbol. Una regadera, hecha igualmente de botellas plásticas, le ayuda a alimentar sus hortalizas.
Paredes afirma que un 60% de la producción se comercializa, pero el resto es para promover la dieta saludable de las familias involucradas. "Se ha dado una capacitación sobre el consumo de hortalizas. Varios nutricionistas realizaron talleres para preparar diferentes platos a base de estos productos”, señaló.
"De la acelga podemos hacer tortillas con el tallo picado, perejil y huevo. También nos han enseñado a hacer tortilla con coliflor, que se prepara con queso, huevo y harina. Rico es, yo hago para mis wawas”, afirmó Antonia Mamani quien, junto a su esposo José Tórrez y la pequeña Vanesa, mantiene su huerto.
Paredes explicó que una de las mejores formas de ahorrar espacio es la técnica de los cultivos verticales. "Son tubos de cañería de ocho pulgadas donde se pueden cultivar más de 30 cabezas de lechuga”. Antonia Mamani asegura que con este sistema la producción es más fácil. "Rápido produce, y hemos cosechado lechugas y acelgas grandes que vendemos cada semana”, dijo.
Según la evaluación realizada por la Oficialía Mayor de Desarrollo Humano, la mayoría de las familias productoras de verduras tiene lugares fijos de venta. Un 40% está en Villa Fátima, otro 40% está en el Mercado Rodríguez y un 20% en el mercado de Villa San Antonoio.
Candelaria Mamani asegura que sus productos mantienen un precio asequible. "La gente pide que sea barato. Además, como no tiene bichos, piden que sea de carpa y compran cuando decimos que es de Hampaturi, porque regamos con agua limpia”.
El proyecto establece instalar cuatro productores de semillas cercanas a los huertos, en los barrios de Choquechiwani, Siete Lagunas, Chinchaya y Limanipata. Paredes explicó que antes esas familias iban hasta el centro de la ciudad a comprar (semillas) y "ahí las venden más caras y por onzas que es mucho para una carpa de 60 metros cuadrados”.
En esos lugares se encuentran 23 especies de hortalizas. "Hacemos la prueba de las semillas para ver qué especies reaccionan mejor en el sector. De una muestra, si el 80% de las semillas responde bien, la incluimos en los puestos”, añade Paredes.
El encargado de recursos genéticos del Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (Iniaf), Sergio Moreira, aseguró que los invernaderos son una alternativa eficiente dadas las condiciones climáticas de La Paz. "El hecho de utilizar invernaderos en regiones altiplánicas ha incrementado la cantidad de productos que se pueden producir. Es difícil producir muchos productos a la intemperie. El invernadero amplía el tipo de cultivos y reduce el tiempo de producción”, señaló.
Hasta el momento el proyecto Huertos Orgánicos ha beneficiado a 151 familias desde hace cinco años. La FAO, la Alcaldía de La Paz y las embajadas de Italia y Bélgica invirtieron 14.000 bolivianos por cada huerto (carpa), capacitando a las familias en técnicas de cultivo, nutrición y comercialización. El proyecto orgánico pretende seguir creciendo para beneficiar a más familias de escasos recursos.
Forma de producción sin uso de químicos
El responsable de recursos genéticos del Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (Iniaf), Sergio Moreira, aseguró que un producto orgánico conserva la biodiversidad de un ecosistema, más que un producto tradicional. "No utilizan químicos que van a contaminar el suelo, el agua, los alimentos e insectos de un ecosistema”, lo que de ninguna forma baja la calidad nutricional del producto.
Moreira explicó que el uso de detergente para lavar productos tratados con pesticidas químicos elimina físicamente moléculas del producto pero otras se alojan y permanecen en el tejido de la planta.
Estos pesticidas se clasifican en cuatro grupos o categorías toxicológicas y se pueden diferenciar por el color de las etiquetas.
"No hay una categoría que no sea tóxica. El verde es poco tóxico. Los demás colores son de productos que son organoclorados y organofosforados. Muchos de etiqueta roja están prohibidos”, explicó.
Dijo que hay insecticidas naturales a base de hongos y bacterias que causan enfermedades en los insectos. "Estos productos pesticidas no son tóxicos, pero están con etiqueta verde. Son biológicos, pero igual matan insectos”, señaló.
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